Publicado:
2011
Fuente: Revista Electrónica Diálogos Educativos. Número 22. Año 11 – 2011.
La autoevaluación docente se analiza en este trabajo desde el prisma constructivista como una instancia evolutiva formativa enfocada en detectar fortalezas y debilidades, y como una oportunidad para implementar mejoras en la práctica pedagógica, y no como un medio punitivo de calificación. La autoevaluación constructivista, se subraya, está enfocada más en el proceso que en el producto.
La temática se plantea desde una mirada crítica y enmarcada en la política de evaluación profesional de docentes que el Ministerio de Educación de Chile implementa en los últimos años mediante procesos de reflexión, autoevaluación, planificación de enseñanza y evaluación de los aprendizajes.
Al hacer referencia a las características del proceso de autoevaluación, se indica que incluye tres dimensiones: autovaloración, autoconocimiento y autorregulación, y se destaca la importancia de que se realice por iniciativa de los docentes.
A modo de conclusión se exponen las principales ventajas y desventajas del proceso de autoevaluación, se enuncia una serie de instrumentos que facilitan la realización de una crítica constructiva de la manera más objetiva posible, se delinea una propuesta para la implementación de un sistema de autoevaluación docente permanente y se sugieren líneas de acción para la reformulación de la evaluación docente de manera que articule más armoniosamente con la labor docente, con el tiempo disponible y con los tópicos de evaluación.
La autoevaluación, se concluye, representa una alternativa complementaria a otros métodos de evaluación docente cuyo único objetivo es mejorar la práctica profesional en pos de elevar la calidad educativa.
Finalmente, se destaca la importancia de que los docentes efectivicen la autoevaluación mediante una variedad de medios que reflejen su manera de enseñar, de ser y de saber.