La revolución educativa del modelo 1 a 1: condiciones de posibilidad

Fuente: Revista Iberoamericana de Educación. N.º 56 (2011), pp. 95-111.
El presente artículo se centra en una estrategia de introducción de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en el aula, partiendo de la premisa que tal incorporación no garantiza por sí misma un mejoramiento en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Las autoras sostienen que la Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto Merani (FIPCAM)–en la que desempeñan cargos directivos– pudo comprobar que esta premisa se cumple en los procesos de este tipo que ha acompañado
Tal proceso, denominado 1 a 1, –se afirma–. debe estar acompañado de reflexiones pedagógicas que permitan una modificación consciente en la concepción misma del proceso educativo por parte de todos los actores involucrados en él, directivos, docentes, estudiantes, familias, y la institución educativa en su conjunto. Además se destacan, cuatro áreas clave de gestión: directiva; académica; administrativa y financiera; y de la comunidad.
La propuesta pedagógica
El modelo 1 a 1 en cuestión se plantea como meta la formación de niños talentosos, afectuosos y creativos, –contemplando su desarrollo afectivo, cognitivo y expresivo– a través de procesos educativos mediados por herramientas de software y recursos de internet, bajo el esquema de la disponibilidad de un computador por niño.
Según este paradigma, la mediación del computador en toda experiencia educativa tiene tres finalidades básicas:
  • el desarrollo de destrezas;
  • el acceso fuentes de alto nivel; y
  • la producción colaborativa a través de redes.
El estudio reflexiona en torno a una implementación efectiva del modelo, en base a los desarrollos de la pedagogía conceptual –cuyos principios exponen haciendo referencia al trabajo de Miguel de Zubiría (1999)– y de los aprendizajes logrados en las experiencias asesoradas por la FIPCAM en Colombia.
Las autoras concluyen «Es importante no perder de vista que el computador por sí mismo no enseña nada a nadie», y destacan la necesidad de una adecuada definición de la intencionalidad, las posibilidades, los medios, y los procesos necesarios para garantizar el éxito de la experiencia.
Referencia
De Zubiría Samper, Miguel (1999). «Estructura de la pedagogía conceptual», en José Guillermo Brito Albuja y otros, Pedagogía conceptual. Desarrollos psicológicos, pedagógicos y psicológicos. Bogotá: Fondo de Publicaciones Bernardo Herrera Merino, FIPCAM. (Tratado de Pedagogía Conceptual, 7).