Tonucci: ¿Puede un virus cambiar la escuela? (Video)

Autores: AMEI-WAECE

Fuente: AMEI-WAECE

El reconocido psicopedagogo Francesco Tonucci reflexionó en esta entrevista –que llevó el título de su reciente libro: ¿Puede un virus cambiar la escuela? y tuvo lugar en el marco de las Tertulias AMEI-WAECE (Asociación Mundial de Educadores Infantiles), el Rincón de la educación infantil–, sobre la educación durante el confinamiento preventivo obligatorio y el cierre generalizado de escuelas a raíz de la pandemia global de COVID-19.

Al comienzo de la conversación, el también dibujante comentó que la publicación está dedicado a Elisa, una niña de Lima (Perú) de 9 años, en virtud de una frase que dijo: «Antes no pudimos entender estas cosas porque estábamos en la escuela». El pensador definió esta expresión infantil como «una crítica impresionante».

Ante la necesidad de realizar actividades desde la casa, el entrevistado rescató como positivos el pedido de ayuda de la escuela hacia los padres, así como la incorporación de nuevas temáticas en coherencia «con la vida nueva que estaban viviendo los niños».

De las consultas realizadas a los niños cuyas escuelas no adaptaron el quehacer educativo a las nuevas circunstancias, Tonucci dijo que se desprende que los alumnos «estaban hartos de deberes y muy cansados de seguir clases en pantallas».

Desde una perspectiva muy crítica a la gestión educativa durante la pandemia, Tonucci planteó que no se tuvieron en cuenta los derechos de los niños, por ejemplo, de salir, jugar y encontrarse con sus amigos.

La ciudad de los niños
En este contexto Tonucci expuso su proyecto La ciudad de los niños, que actualmente cuenta con la participación de aproximadamente 200 ciudades alrededor del mundo, que entre sus pautas consensuadas figura la organización de consejos de niños con los que los alcaldes se asesoran.

A partir de la experiencia de haber reunido estos consejos mediante las plataformas digitales, Tonucci sugiere que las escuelas utilicen los recursos tecnológicos «de forma activa, de forma democrática, para que los alumnos y las alumnas hablen (…) que puedan intercambiar opiniones».

Al argumento de que «los niños no tienen experiencia», con el que se suele justificar por qué no tenerlos en cuenta en la toma de decisiones el educador replicó que esto no es cierto ya que ellos llegan a la escuela después de vivir la etapa más significativa de a prendizaje, que tiene lugar hasta los 6 años de edad.

Secuelas psicoemocionales
En cuanto a las posibles secuelas de estas contingencias, Tonucci. recomendó distinguir entre el impacto en los niños y en los adolescentes, ya que es de suponer que en los últimos debe ser mayor ya que es una etapa en la que les urge salir de la casa.

Aprendizajes durante el confinamiento
Por otro lado afirmó que el comentario tan recurrente acerca de «todo lo que los niños han perdido durante la pandemia» le preocupa mucho y a las propuestas de extender el año escolar calificó de «absurdas, inútiles y contradictorias».

Desde su mirada, en el reencuentro con sus alumnos, con la reapertura de los centros educativos, los educadores deberían centrar la atención en la pregunta: «qué han aprendido» durante la cuarentena, ya que estima que seguramente «todos aprendieron cosas importantes que probablemente no se van a perder a lo largo de la vida».

¿Un virus puede cambiar la escuela?
Al interrogante del título, el experto respondió negativamente pero observó que el virus sí puede ayudar a «darse cuenta de lo que la escuela era, lo que la escuela es y lo que no funciona de la escuela». Y argumentó que una escuela conformada por «un adulto que habla y niños que escuchan, no funciona».

Al ampliar sobre los cambios que propone para constituir una «escuela distinta hecha para los alumnos» subrayó que estos concuerdan con la Convención de los Derechos del Niño (1989), que en el artíc. 29 estableció que la educación debe encaminarse hacia «Desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta el máximo de sus posibilidades».

Entre otras sugerencias, enfatizó la importancia de tener en cuenta que «los niños necesitan moverse, tanto a nivel físico como psíquico» y de que en la toma de decisiones participen representantes del gobierno de la ciudad, las escuelas, familias y alumnos. «Los niños tienen que participar. No pueden ser destinatarios», concluyó.

Referencia

Naciones Unidas (1989). Convención de los Derechos del Niño.