¿Tiene sentido la educación inicial virtual?
León Trahtemberg, Líder Pedaógico del Colegio Áleph de Lima, Perú
La educación inicial virtual sin opción a la presencial no existió jamás, es un invento de este año consecuencia del COVID19 que se está construyendo con el tiempo, en base a la experiencia de psicólogos, educadores y padres, aprendiendo por ensayo y error, partiendo de su diferencia respecto a lo que se intenta hacer para la educación primaria y secundaria.
Quien sabe la mayor novedad en este caso consiste en entender que en este nivel se trata más del vínculo con los padres que con los propios niños.
Imaginemos a niños que normalmente acudían al jardín pre escolar y pensemos cómo era un día lunes cuando iba al jardín y cómo era para él o ella un día domingo. El lunes se levanta a cierta hora, se lava, viste, desayuna, va al jardín, interactúa con maestras y compañeros, manipula, juega, tiene un refrigerio común, aprende a respetar convenciones, tiene una vida ordenada por una rutina y la rendición de cuentas a terceros. Además, tiene su propio espacio que no es el de los hermanos, o el de los demás miembros de la familia. Es solo suyo.
Ahora imaginémoslo el domingo... Otro horario, sin rutina, otra relación con padres, más relajo… Ahora imaginemos que para ese niño por un año todos los días son domingos para efectos de su rutina… Sin duda habría un serio déficit de hábitos, organización, seguridad personal, estímulos para el juego y aprendizaje… En suma, un retraso en su madurez.
Siendo así, y sabiendo que para que un niño de 3 o 4 años se conecte a una pantalla tiene que tener al papá o mamá o adulto al lado, al menos hasta que sea más autónomo, la educación inicial virtual innovadora y exitosa es la que está diseñada tanto para los niños como para los padres.
Me explico. Cuando un papá o mamá se conectan a la maestra del jardín, para que a su vez su hijo o hija puedan vincularse con ella y sus compañeros, primero, los padres observan cómo la maestra acoge, anima, estimula, juega, concilia, pone límites a los niños, cosa de la que los padres pueden aprender y usar más allá de los 20 minutos de conexión por zoom.
Conectarse con el jardín inicial a distancia ayuda a los niños a tener su propio espacio, verse en otros contextos fuera del hogar, ser valorados por las cosas que hicieron sobre las que pueden regresar al día siguiente y reconocerse en ellas.
Segundo, los padres pueden preguntar a diario a la maestra aquello que quieren saber, consultar sobre las dificultades en casa con el niño, y recibir orientación. En ciertos casos participa la psicóloga, la psicopedagoga, la terapista ocupacional sumando más orientaciones para la familia.
Cuando en la vida presencial los padres dejan a los niños en un jardín inicial, no tienen idea de lo que ocurre allí hasta que los recogen. En el caso de la pandemia, en el que no hay acceso a los jardines, los padres se vuelven los mediadores del aprendizaje de sus hijos, por lo que se trata de que los padres adquieran una cultura de crianza que pueda ser de provecho para el desarrollo de sus hijos.
En suma, pese a las dificultades que implica conectar a los niños con la educación inicial remota, los padres pueden sacarle mucho provecho y con eso en mente es que deben aproximarse a este nivel los padres y los educadores. Los docentes, por su parte, deben entender que la educación virtual no es una versión remota de la presencial y que debe ser diseñada pensando en esa escuela que entra a las casas, que tiene formatos, tiempos, horarios, consignas, convenciones de uso y responsabilidades distintas a las del jardín presencial.