¿Por qué nos gusta la escuela?
Fuente: Ediciones Deceducando - Julio 2020
A partir de la crítica generalizada hacia la escuela que resume la frase «Hoy tenemos escuelas del siglo 19, maestros del siglo 20 y alumnos del siglo 21» que abre este artículo, se reflexionó sobre aspectos positivos del ámbito escolar, explicando el hecho de que la institución educativa sobrevive a pesar de los reiterados anuncios del fin de su reinado.
Más desigualdades
En el análisis se abordaron cambios que tuvieron lugar en las últimas décadas en la sociedad y que emergieron como nuevas problemáticas en los centros educativos, relacionados con el incremento de la pobreza, la estructura familiar tradicional y la adolescencia. El significativo impacto de estos demandó de la escuela la necesidad de afrontar nuevos terrenos sin la debida preparación.
Por otro lado, se aludió a las dificultades que trajo aparejadas la pandemia del COVID19 al impedir que las clases se lleven a cabo de manera presencial, debido al aislamiento preventivo obligatorio establecido en muchos países, se ampliaron las ya existentes desigualdades sociales.
Este fenómeno se asoció a la carencia de recursos educativos que experimentan muchos alumnos, lo que les impide sumarse al proceso de enseñanza-aprendizaje virtual, quedando marginados de las nuevas dinámicas educativas.
Estrategias de enseñanza
La actual contingencia, se sostuvo, demanda replantear las estrategias de enseñanza para poder continuar con las tareas pedagógicas. En este contexto se recalcó que «la escuela se hace» y que esta no debe ocupar obligatoriamente un espacio físico sino que constituye un «espacio y un tiempo para pensar»
Ante la persiste crítica hacia la escuela se propuso un desafío: hacer foco en los aspectos positivos.
Siguiendo a Cullen (2016), se destacó, «la dignidad de la escuela», que surge de la función que cumple en el reconocimiento de la «la dignidad de las personas» mediante la educación y la transmisión de conocimientos bajo un enfoque crítico así como «los valores de la ciudadanía reflexiva y la esperanza».
Convocando la metáfora del telar de Platón, se afirmó que «en la escuela se trata de aprender a "tejer" la esperanza con los hilos de la verdad y la justicia».
Referencia
Cullen, C. (2016). La escuela como telar de la esperanza en Perfiles Ético-Políticos de la educación, Paidós, Buenos Aires.