Formar docentes como a los niños de inicial

Magíster León Trahtemberg, co-promotor y líder pedagógico del Colegio innovador Áleph de Lima, Perú.
 
Se suele asumir que los gerentes son los profesionales formados para tomar decisiones de las cuales depende el rumbo que tome la empresa que gerencian. A la par, se considera que la profesión docente se sostiene en una fuerte base académica vinculada a la formación humanística o de ciencias sociales, y que el éxito del docente dependerá primordialmente del saber que se desprende de ese respaldo académico.
 
Estructura del currículo
En función de lo expuesto, la estructura o malla curricular de la formación docente consiste en un mosaico de cursos o asignaturas que se pueden independizar unas de otras a niveles tan absurdos como por ejemplo diferenciar un curso de conocimientos de matemáticas de otros sobre didáctica de las matemáticas; problemas de aprendizaje de matemáticas; disciplina; valores y ética docente; psicología del niño (tanto en su desarrollo intelectual como afectivo), filosofía de la educación; tecnología aplicada a la educación, etc. Todo ello bajo la presunción de que si el futuro docente aprende cada una de estas áreas, ellas por sí mismas le darán los fundamentos para resolver luego los problemas que se presentan en el aula con el aprendizaje de los alumnos.
 
Con ello se pierde de vista que casi no hay tema que se presente en la docencia en el que pueda hacerse tal diferenciación, ya que todos ellos interactúan constantemente en el mundo del aula y en el de cada aprendiz. Por ejemplo, un alumno que no aprende a dividir en matemáticas porque el concepto de división le produce una enorme desestabilización emocional por ser hijo de una pareja que está viviendo su «división»  (divorcio), ¿superará esta dificultad solamente cambiando el tipo de estrategia didáctica para la división? O aquél que no aprende porque es la víctima del bullying de su clase y está paralizado por el miedo, o porque el profesor no traga saliva al hablar lo cual irrita y dispersa, o porque tiene una naturaleza rebelde que lo lleva a hacer las cosas a su manera, o porque no tolera el ambiente autoritario y represivo del colegio, o porque un alumno específico perturba al profesor al hacerle recordar su propio hijo, etc. ¿Todo ello se resuelve solamente con reformulaciones didácticas nacidas del saber académico?
 
Los docentes y la toma de decisiones
A la par, se considera que el profesor no requiere cursos de gestión y toma de decisiones, porque esos son asuntos del director, sin tener en cuenta que el mayor tomador de decisiones que hay es el maestro. Un maestro toma decisiones cada minuto, y estas afectan la vida emocional, académica, vocacional y social de sus alumnos... al preferir a un alumno frente a otros para darle la palabra, al censurar o alentar, enojarse o ser compasivo; al plantear preguntas ininteligibles o accesibles, aprobar o desaprobar a los alumnos en los exámenes, denunciar malos comportamientos para castigarlos o acompañar al trasgresor para recuperarlo, al hacer competir a los alumnos para que unos ganen y otros pierdan, o al promover su colaboración; al aliarse con el acosador o intervenir para contener al agresor y animar a los testigos a asumir responsabilidad. Así, cada palabra, consigna, intención, mirada, censura o reconocimiento deja huella en los alumnos a su cargo.
 
Formación docente contextualizada
Solamente si se entiende esto se podrá entender por qué los currículos tradicionales y las evaluaciones escritas a los maestros que se están formando no sirven de mucho para determinar quién será un buen maestro. Por eso la formación de profesores no puede consistir en una malla curricular de saberes académicos atomizados o estrategias didácticas descontextualizadas que de tanto en tanto se integran en algún seminario o estudio de casos. La formación docente debe partir de las situaciones reales cotidianas de las aulas, para que desde el primer análisis que hagan los estudiantes de pedagogía aborden de manera integrada todas las dimensiones en juego a la hora de buscar el abordaje más atinado para cada caso.
En buena cuenta, la formación de maestros debiera guiarse por la forma contextualizada de relacionarse con la realidad y de aprender que tienen los niños de educación inicial, que en esencia, son los que más aprovechan y mejor disfrutan de su experiencia escolar.