«Cursos A», una modalidad de formación del profesorado para aunar teoría y práctica
Autores: Cabieces Ibarrondo Mª Victoria , García de la Santa y de la Torre Miguel Ángel , Gayoso Pardo Eduardo
Palabras clave:
Calidad educativa
España
Evaluación reflexiva
Formación continua
Holismo
Investigación-acción
Teoría y práctica
Fuente: Revista Muesca, N° 12, Diciembre 2014, 15-37.
A partir de la premisa de que la formación del profesorado es un factor decisivo en el mejoramiento de la calidad educativa, en los años 90 el Ministerio de Educación y Ciencia español desarrolló diversas modalidades de formación docente que se revisan en esta aportación.
El punto de partida del análisis fueron los Cursos de Actualización Científica y Didáctica tipo «A» destinados a docentes desde el nivel infantil hasta secundaria y el Curso «A» de Ciencias Sociales -que se realizó en la Comunidad Autónoma de Cantabria-, que se centraban en las didácticas específicas de las áreas en cuestión y enseñaban a relacionar entre la teoría y la práctica.
La preparación de los cursos comenzaba con una etapa de prediseño realizada por los directores y coordinadores asignados, de acuerdo a pautas predeterminadas por el ministerio de Educación.
Reflexión sobre la práctica
Del análisis de la documentación de la época surge que esta propuesta de formación tenía un enfoque holístico, estaba contextualizada en el entorno social, adaptada a las características de los participantes, y orientada hacia la construcción personal, la reflexión sobre la práctica docente (apuntando hacia la investigación-acción), el trabajo cooperativo y la actualización de conocimientos.
También se observa que se otorgaba más importancia al contenido que a la estructura del curso. Los cursos se realizaban en dos fases breves en los meses de junio-julio y una tercera frase, de índole grupal, a lo largo del año lectivo.
Del análisis de la documentación de la época surge que esta propuesta de formación tenía un enfoque holístico, estaba contextualizada en el entorno social, adaptada a las características de los participantes, y orientada hacia la construcción personal, la reflexión sobre la práctica docente (apuntando hacia la investigación-acción), el trabajo cooperativo y la actualización de conocimientos.
También se observa que se otorgaba más importancia al contenido que a la estructura del curso. Los cursos se realizaban en dos fases breves en los meses de junio-julio y una tercera frase, de índole grupal, a lo largo del año lectivo.
Otro componente clave del programa era la evaluación no solo de la participación en el curso sino también del trabajo práctico y de las opiniones de los participantes, ponentes y observadores.