Desafíos del siglo XXI para la Educación Popular: nuevos fundamentos para nuevas prácticas

De la sección:
Teorías y enfoques
Publicado:
Ene. 01, 2020
Enero-diciembre 2020

Fuente: Tempos Espaços Educ. v.13, n. 32, e-13646, jan./dez.2020. (Reseñado por el equipo del Portal).

La Educación Popular se exploró en esta aportación desde una perspectiva que incluyó una mirada retrospectiva hacia su origen y evolución, y a la vez, abordó desafíos actuales.

Los inicios de la Educación Popular se ubican en América Latina y fundamentalmente en Brasil, a mediados del siglo XX, país en los que también se desarrollaron los siguientes elementos con los que se asocio la educación popular: el Movimiento de Cultura Popular; el método de alfabetización de adultos que desarrolló el reconocido pedagogo brasileño Paulo Freire, el Movimiento de Educación de Base, que estaba vinculado con la iglesia católica y fue el único que sobrevivió la época de la dictadura y el Centro de Cultura Popular.

Se revisaron 3 períodos de la Educación Popular: desde su nacimiento hasta el golpe cívico-militar de 1964 en Brasil; desde 1965 hasta la década de lo 80 cuando concluyeron los regímenes de dictadura y se lo considera el período «de elaboración y divulgación en otros países latinoamericanos y el período actual que comenzó al final de la década de los 80 e incorporó nuevas temáticas tales como la ecología y asuntos relacionados con el género.

Siguiendo el prisma que propuso Jürgen Habermas, se centró el trabajo en la «racionalidad comunicativa», constructo sobre el que sustentó su propuesta de «reconstrucción del proyecto de la modernidad», al que consideró incompleto. (Habermas, 1989).

Conclusiones

La mirada de Habermas se distingue de otras corrientes teóricas actuales «que apuntan al colapso total de la modernidad», por considerar que abandonar el proyecto de la modernidad representa «una renuncia a nuestra humanidad». Su esmero en la reconstrucción del proyecto de la modernidad propició las bases para la «refundamentación de la Educación Popular».

De tal manera, el concepto de racionalidad comunicativa se considera un constructo central en la Educación Popular y alude al hecho de que «la comunicación intersubjetiva es una fuente de entendimiento y enriquecimiento de nuestras interacciones sociales». En este contexto se destacó la importancia de evidenciar sinceridad «desde la coherencia entre el decir y el hacer».

Desde el enfoque educativo, «sólo las acciones susceptibles u orientadas al entendimiento pueden considerarse como acciones que desarrollan las habilidades comunicativas».

Se consideró que es parte del papel de la Educación Popular generar un lenguaje alternativo que permita a los educadores desarrollar sus acciones «analizando y comprendiendo la relación dialéctica existente entre estructura social y acción humana».

Los actuales retos que afronta la Educación Popular están relacionados con cambios registrados en su práctica en las últimas décadas: el «replanteamiento del deber ser de la sociedad»; desarrollo de «un pensamiento pragmático y fragmentario»; afianzamiento de un enfoque según el cual, la solución de problemas sociales radica políticas tecnocráticas y la socialización centrada en la imagen que caracteriza a la sociedad tecnológica.

Asimismo se observó que los dos ámbitos en los que se llevan a cabo la socialización se transformaron: el familiar y el escolar.

De las tres tendencias que se identificaron en la Educación Popular del siglo 21, aquellas que aluden a su fin; que reconocen «plena vigencia» y la necesidad de reestructuración, al presente artículo lo guía la mencionada en último término.

Referencia
Habermas, Jürgen (1989). Modernidad: un proyecto incompleto. In: Nicolás Casullo (ed.): El debate Modernidad Pos-modernidad. Buenos Aires: Editorial Punto Sur, pp. 131-144.


Actualizado: Mayo. 11, 2021
Palabras clave:
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