Coronavirus y vínculos pedagógicos

De la sección:
Educación contextualizada
Publicado:
Sep. 16, 2020
16 de septiembre 2020

Marisol Iturralde: Rectora del Instituto de Formación Docente Continua Villa Mercedes (S.L), Argentina. Psicopedagoga, Psic. Social y Esp. en Educación y TIC.

A meses de la inaudita mudanza de las clases presenciales a la virtualidad total, hoy por hoy, en materia de educación, se plantean algunas cuestiones que son insoslayables de abordar en la formación de profesores: ¿cómo pienso la enseñanza cuando no dispongo de la mirada del estudiante (atenta, desconcertada, perpleja, ausente, etc.) que me ayuda a revisar mi propio trabajo docente, desde los emergentes que se producen en las interacciones directas de la clase? ¿Cómo se construyen los vínculos pedagógicos en las mediaciones tecnológicas? ¿Qué gestos harán comunidad en el espacio digital?

Probablemente, en tiempos de coronavirus y de relaciones digitales, los gestos que hagan a la construcción de lo social y de lo común no sean sólo los habitualizados y consagrados en las prácticas pedagógicas que conocimos a lo largo de siglos y se sumen otros que perdurarán aun cuando se vuelva a la presencialidad. El «después» del confinamiento y de la virtualización del lazo educativo navega por territorios inciertos donde sólo caben más conjeturas que pronósticos asertivos.

No obstante, habría que empezar a plantearse institucionalmente, qué nuevas alternativas introducen las nuevas tecnologías para significar las relaciones humanas, en general, y para promover el encuentro pedagógico, en particular, sin perjuicio de lo que la presencialidad hacía posible en la territorialidad de las aulas.

Sabemos que es en el espacio digital donde, cada vez, más personas desarrollamos diferentes aspectos de nuestra cotidianeidad e interactuamos con otros: hacemos transacciones comerciales, buscamos parejas, hacemos amigos, intercambiamos recuerdos, eventos y trabajamos a distancia. Gran parte del quehacer diario de la mayoría de las personas ligadas a la educación se realiza haciendo uso de Internet, en medio de un flujo de relaciones que circulan por las redes, a través de los mailings, en las páginas webs, etc. y por las «coordinaciones de cerebros» (Lazzarato, 2006, p.92).

Sociedad, educación y TIC no son una tríada disonante, sino que son parte, desde hace unos cuantos años, de un intenso debate y de prolíficas investigaciones en el campo. Sin embargo, las posiciones acerca de si es posible, o no, el vínculo pedagógico a distancia, sin la presencia de los cuerpos y los gestos propios de la proximidad real, son muy variadas y, en general, se sospecha de su viabilidad.

¿Hay en la educación virtual supresión de los cuerpos? ¿Los cuerpos virtualizados son menos reales? ¿Qué deseamos hacer con la enseñanza cuando no está presente en clase nuestro/a partenaire-alumno/a? ¿Cómo se expresan en la virtualidad las emociones que surgen del vínculo directo y vívido entre el docente, los y las estudiantes y el conocimiento? ¿Qué otros gestos educativos y escolares activan el deseo de seguir enseñando y aprendiendo aun cuando estamos a distancia?

Cabello (2018) expresa que existe un «yo post moderno» que va más allá de los cuerpos y que el significado de la «presencia» se ve modificada, epocalmente, por la incidencia de las nuevas tecnologías.

El enlazamiento crítico de los tiempos de la experiencia que nos atraviesa, a nivel global, de modo transitorio pero inédito, podría acercarnos hacia otros caminos para pensar la enseñanza y los modos de vinculación pedagógica, siempre y cuando el deseo de educar no ceda y se ofrezca como resistencia efectiva a los embates del presente, traccionando hacia alternativas más abiertas, diversas y creativas para cuando podamos retornar a la presencialidad.

Mi sugerencia, por ahora, es permanecer en un tiempo suspendido, proclive a la observación y reflexión constante de la deriva de la experiencia educativa actual porque, tal vez, la contemplación y el extrañamiento nos muna de un poco de lucidez para pensar e ilusionarnos con otro mundo posible, «porque éste no es el último» (Mèlich, 2005).

Referencias:
Cabello, R. (2018). 20 minutos en el futuro. Distancias y relaciones interpersonales en el espacio digital, CABA: Prometeo Libros.

Lazzarato, M. (2006). Políticas del acontecimiento. (P. E. Rodríguez, Trad.) Buenos Aires: Tinta Limón.

Mèlich, J.C (2005). Antropología de la situación, clase curso de postgrado Experiencia y Alteridad en educación. FLACSO. Argentina.


Actualizado: Dic. 23, 2020
Palabras clave:
COVID-19 / Coronavirus | Pedagogía de la virtualidad | Enseñanza virtual o en línea | Función docente | Enseñanza presencial