Publicado:
Enero-abril 2012
Fuente: Profesorado. Revista de Currículum y Formación del Profesorado. VOL. 16, Nº 1, (enero-abril 2012).
La formación docente permanente se analiza en este artículo desde diferentes perspectivas centrándose fundamentalmente en el enfoque clínico, cristalizado en el «ojo pedagógico» comprendido como una destreza compleja, que abarca aspectos emocionales y racionales, apunta a la dimensión interaccional docente - alumno y es aplicable a situaciones problemáticas del aula.
El «ojo pedagógico» se presenta como una habilidad adquirible que enlaza lo artístico-intuitivo con lo científico-racional, permite aplicar el conocimiento implícito sobre la enseñanza del otro y el autoconocimiento, y finalmente, constituye un modo de aplicación del enfoque clínico en el proceso orientado a la formación de docentes comprometidos con su labor pedagógica.
La formación permanente se describe como un ámbito propicio para el desarrollo de este tipo de destreza dado que esta aporta a la sensación de bienestar del docente al atribuir igual importancia a aspectos emocionales, relacionales y racionales involucrados en su función pedagógica, mientras que, se afirma, durante su formación inicial el docente novel está enfocado en aspectos esencialmente técnicos, disciplinarios y didácticos, y suele descuidar los ámbitos interaccional y emocional.
La propuesta del «ojo pedagógico» se examina en comparación con otras, como las del «tacto» o sensibilidad pedagógica. Como diferencia principal se señala el hecho de que mientras que la última atañe casi exclusivamente al «corazón», la primera alude a la capacidad diagnóstica y a la comprensión de un problema en términos afectivos y cognitivos, funciones que se detallan en la aportación.
Se concluyen delineando algunas sugerencias para la implementación práctica de este enfoque estudiado, entre las que se incluye el diagnóstico de problemas situacionales dentro del aula, el desarrollo de la reflexión, la creatividad, la confianza y demás.